A Internacional

__ dementesim . . Do rio que tudo arrasta se diz que é violento Mas ninguém diz violentas as margens que o comprimem. . _____ . Quem luta pelo comunismo Deve saber lutar e não lutar, Dizer a verdade e não dizer a verdade, Prestar serviços e recusar serviços, Ter fé e não ter fé, Expor-se ao perigo e evitá-lo, Ser reconhecido e não ser reconhecido. Quem luta pelo comunismo . . Só tem uma verdade: A de lutar pelo comunismo. . . Bertold Brecht
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segunda-feira, agosto 27, 2012

Imperialismo contra los pueblos (agresión político-militar)


19/12/2011El Imperialismo contra los pueblos (agresión político-militar)x Luis R Delgado J    ::    Más articulos de esta autora/or: Más artículosLos imperialistas impulsados por la lógica de acumulación del capital no toleran ningún rastro de soberanía nacional
La crisis actual del capitalismo que de lejos será la más grave de su existencia, sigue confirmando que las supuestas teorías del fin de la historia o del estadio permanente neoliberal, fueron unas de las muchas patrañas que ha inventado la burguesía durante siglos para eternizar su supremacía sobre el resto de la sociedad, sobre los trabajadores y las trabajadoras. Lo que se conoce como globalización es la internacionalización agresiva y sin precedentes del capital, no hay país del mundo que se encuentre hoy aislado de esta realidad que beneficia a los capitales presentes en unas pocas naciones súper-industrializadas y condena a otras a la dependencia, el atraso y la miseria. De acuerdo a Samir Amin (2001):

"… las tendencias de la evolución del capitalismo contemporáneo se articulan en torno al refuerzo de lo que he llamado los "cinco monopolios" que caracterizan a la mundialización polarizante del imperialismo contemporáneo: (i) el monopolio de las nuevas tecnologías; (ii) el del control de los flujos financieros a escala mundial; (iii) el control del acceso a los recursos naturales del planeta; (iv) el control de los medios de comunicación; (v) el monopolio de las armas de destrucción masiva".

El imperialismo para mantener su supremacía sobre los pueblos, sobre la clase trabajadora, debe asegurar los cinco monopolios antes nombrados. Mantener el control de estos recursos económicos, políticos, militares y culturales, permite al imperialismo reproducir de manera ampliada y permanente la dominación, la explotación, la opresión y la subordinación, sobre los países dependientes, sobre los trabajadores y trabajadoras de todo el planeta. El término globalización ha sido acuñado para encubrir la universalización del poder totalitario del capital, cuya dialéctica imbrica necesariamente crisis económica y guerra, como tendencias inherentes a su propia naturaleza (Camilo Valqui Cachi y otros, 2002)

Para salir lo más pronto posible de la crisis cíclica y postergar los impactos de la crisis estructural, el imperialismo intensifica sus agresiones a los pueblos del mundo, a la clase trabajadora, a las vanguardias revolucionarias, se trata de mantener un nivel de acumulación de capitales “óptimo” sin importar las dramáticas consecuencias sociales que ello acarree. En este sentido, el imperialismo se vale de múltiples tácticas o formas de lucha para acentuar la explotación y el sometimiento, las cuales incluyen guerras de agresión, despliegue de bases militares, instigación de guerras civiles, separatismo, terrorismo, asesinatos selectivos a dirigentes y figuras relevantes, golpes de Estado, bloqueos económicos, embargos, cobro de la deuda externa, promoción del oportunismo, destrucción por varias vías de los aparatos productivos de las naciones dependientes, privatizaciones, expoliación de los recursos naturales, alienación ideológica, entre otras medidas.

En este orden de ideas, Harvey (2005) ha explicado que el proceso histórico el cual Marx denominó como acumulación primitiva, no se trata de un proceso primigenio del capital desarrollado hace siglos, sino que se trata de una parte de su funcionamiento permanente, por lo cual, en vez de hablar de acumulación primitiva u originaria es más correcto hablar de acumulación por desposesión, que consiste en el desarrollo de una amplia gama de procesos que:

"… incluyen la mercantilización y privatización de la tierra y la expulsión por la fuerza de las poblaciones campesinas, la conversión de varias formas de derechos de propiedad (común, colectiva, estatal) exclusivamente en propiedad privada, la supresión del derecho a usar los bienes comunes, la mercantilización de la fuerza de trabajo y la eliminación de formas alternativas (indígenas) de producción y consumo, formas coloniales, neo-coloniales e imperialistas de apropiación de activos (incluyendo recursos naturales), la monetarización de los intercambios y de la fiscalización (especialmente de la tierra), la usura, la deuda nacional y, por último, el sistema crediticio, como formas radicales de acumulación".

Este proceso de acumulación por desposesión se ha desarrollado de manera más intensa desde los años 70 del siglo XX, momento en el cual se empieza a desarrollar la crisis estructural del capital. Por esta razón, hoy el capitalismo en esta nueva crisis, se muestra amenazante ante los pueblos, ante la clase obrera, los campesinos, la pequeña burguesía, las mujeres, los jóvenes, las minorías, los pueblos originarios; ya que para los burgueses son los de abajo los que deben pagar los costos. La burguesía mundial está presta a avanzar contra las conquistas de los trabajadores y las trabajadoras para restituir sus tasas de ganancia. La burguesía mundial está decidida a utilizar las guerras como mecanismo para reflotar sus economías y para conquistar nuevos territorios destinados a la explotación capitalista.

El imperialismo, en su insaciable búsqueda de control geopolítico, de materias primas, mercados para la venta de sus mercancías y mercados de mano de obra barata, cada día procura controlar con mayor efectividad e intensidad diversas zonas del planeta, este proceso se ha agudizado especialmente luego de la implosión de la URSS, que significó un muro de contención contra las pretensiones del imperialismo durante buena parte del siglo XX.

Para 1992, una comisión asesora del gobierno de Bush padre, redactó el Proyecto para un nuevo siglo americano que:

"… define los ámbitos fundamentales de la supremacía imperial estadounidense en los siguientes tópicos: a) un poder militar de alcance global; b) ser la locomotora del crecimiento global; c) tener el liderazgo tecnológico y de innovación en áreas centrales del desarrollo militar; y d) significar un telos normativo para las diversas sociedades del sistema histórico capitalista" (Contreras Natera 2011, p. 245).

A partir de los 90 del siglo pasado, el imperialismo ha insistido en crear una dominación de espectro total, un Nuevo Orden Mundial, en el cual la hegemonía estadounidense no esté en discusión, mediante el recurso de la fuerza dondequiera que sea necesario (Chomsky 2004). En este sentido, el unilateralismo norteamericano se ha convertido en la cuestión predominante de la política mundial (Callinicos 2002). Se trata de afianzar un modelo unipolar de dominación planetaria, de cumplir ese planteamiento de la postguerra mundial de extender en todo el mundo la Doctrina Monroe (Amin 1999), que garantice la expansión de la acumulación del capital a nivel universal. En este orden de ideas, Roberto Regalado (2008) señala que:

"El fin de la bipolaridad dejaba el terreno libre al imperialismo, en particular, al imperialismo norteamericano, para ampliar y profundizar su dominación hasta los más remotos confines del planeta. El capitalismo proyectaba de sí una imagen omnipotente, engalanada con toda una mitología construida en torno a la “globalización” y a la “Revolución Científico-Técnica”. La globalización, supuestamente, era una fuerza incontrolable que obligaba a la humanidad a subordinarse a un “Nuevo Orden Mundial” regido por el neoliberalismo. Como complemento a esa seudo teoría, se le atribuía a la llamada Revolución Científico-Técnica el don de garantizarle al capitalismo vida y prosperidad eternas en el Norte y, quizás, también en aquellos países del Sur que cumplieran, a cabalidad y con premura, el recetario neoliberal" (p. 26).

Por otro lado, refiriéndose al contexto postsoviético, el historiador Perry Anderson (2004) nos explica lo siguiente:

"… se puede decir que en el campo de las ideas la nueva hegemonía mundial está basada en dos transformaciones fundamentales respecto del discurso dominante durante la Guerra Fría: a) la autoafirmación del capitalismo, declarado como tal y no simplemente como un mero sistema socioeconómico preferible al socialismo, sino como el único modo de organizar la vida moderna concebible para la humanidad de aquí a la eternidad; b) la abierta anulación de la soberanía nacional como clave de las relaciones internacionales entre los estados en nombre de los derechos humanos" (p. 40).

La guerra permanente ha sido una de las principales medidas que ha tomado el capitalismo imperialista en los últimos 70 años, para tratar de mantener su reproducción por medio del dinamismo de sus complejos militares industriales, se ha tratado de un keynesianismo militar, por el cual, los Estados imperiales pretenden generar ganancias duraderas y fuentes de empleo permanente. En este orden, debe recordarse que el reimpulso que saca al capitalismo de la profunda crisis de los años 30 del siglo XX, no fue el New Deal impulsado por Roosevelt sino la II Guerra Mundial.

Por otro lado, el analista Thomas Seibert (2009) nos recuerda que:

"Ya Marx hacía referencia al hecho de que la función de la guerra en el capitalismo no sólo se reduce a la conquista o a la usurpación de territorios extranjeros y de sus mercados, sus materias primas y su fuerza laboral, sino también a la destrucción sistémica y a menudo involuntaria de capital, con la cual de hecho se resolvieron las crisis de sobre producción" (p. 13).

En las últimas décadas, la Guerra Fría ha sido sustituida por la Guerra contra el Terrorismo, esta es la nueva excusa para justificar el militarismo y las agresiones a los pueblos, a la clase trabajadora mundial, e incluso contra los monopolios capitalistas de potencias menores (China, Rusia, entre otras), que se han posicionado en algunos espacios apetecibles por los monopolios occidentales (estadounidenses, ingleses, franceses, entre otros), se trata de guerras de ordenamiento mundial (Kurz 2003).

Con respecto a los sucesos del 11 de septiembre de 2001, Engel (2005) afirma que:

"Por primera vez, todos los Estados imperialistas acordaron una “política interior mundial” conjunta. Pero en realidad aquello no fue una reacción al atentado del 11 de septiembre, sino una estrategia preparada con mucha antelación para organizar la contrarrevolución internacional contra todas las aspiraciones a liberarse de la explotación y opresión. Las masas deben apoyar, o por lo menos aceptar, el recurso abierto a la violencia estatal. Por esta razón, los dominantes pasan al desmontaje de los derechos y libertades democrático-burgueses, a la fascistización del aparato de Estado y la represión abierta como “legítima defensa” contra el “terrorismo internacional” (p. 555).

Evidentemente, la Lucha de Clases no se detuvo, de hecho en muchas partes se ha agudizado. La oligarquía mundial arreció su ataque sobre los pueblos con la excusa de llevar a cabo misiones civilizatorias, democráticas, profundamente defensoras de los derechos humanos, portadoras de un supuesto “Progreso”. En los últimos años con el aval de la lucha contra el “Terrorismo” y el “Narcotráfico”. No es la primera vez que esto sucede, siempre los poderosos buscan razones éticas para justificar sus atropellos a los explotados y oprimidos. Y cuentan con instituciones que dan un marco de legitimidad a sus agresiones, por ejemplo, Naciones Unidas proveen una superestructura imprescindible de las nuevas formas de dominación que impulsa el imperialismo.

En este orden de ideas el intelectual y político venezolano Luis Bigott (2010), nos explica que la más reciente doctrina de política exterior de los Estados Unidos, comprende los siguientes principios:

"… (a) la elección popular no constituye la base de legitimación de un gobierno, sino sus acciones en el ejercicio del poder. La declaratoria o calificación de gobierno democrático es de la exclusividad del Departamento de Estado (este concepto constituye la puesta en práctica del componente político en la conformación de la hegemonía); (b) en el desarrollo de una estructura socio-política pueden surgir golpes constitucionales, golpes “benévolos” o golpes democráticos (el caso de Honduras sería uno de ellos); y (c) la política correcta es la aplicación de la combinatoria del poder duro (hard power) con el poder suave (soft power); esa capacidad de combinar ambos poderes (la fuerza militar y la diplomacia) es lo que vendría a constituir el poder inteligente (smart power)" (p. 19).

Históricamente el imperialismo nunca descarta medidas de fuerza, como las intervenciones armadas a países que sean rebeldes a sus dictámenes y busquen la construcción de un proyecto soberano, más aún cuando el Complejo Militar Industrial a partir de la II Guerra Mundial se ha convertido en una pieza clave para el funcionamiento, reproducción y expansión del capitalismo.

Muchas de estas intervenciones armadas, que pueden ser el financiamiento de grupos paramilitares internos o incluso una invasión directa, se hacen entonces bajo el pretexto de la defensa de los derechos humanos y la democracia, sin embargo, son muchos los casos en las cuales fuertes gobiernos despóticos y dictatoriales, sumamente opresivos, son aliados de los Estados imperialistas. En este sentido, el imperialismo esencialmente desde los 90 con la agresión a Yugoslavia, ha apelado a las intervenciones humanitarias (Chomsky 2004, Contreras Natera 2011), al humanismo militar (Anderson 2004), que no es otra cosa que acciones de violación de las soberanías nacionales de los países periféricos con el pretexto de la defensa de los DDHH.

En este contexto, González Casanova (2011) advierte que cuando no se logre una cobertura con Naciones Unidas:

"Se violarán cada vez que sea necesario tanto el orden jurídico mundial y los acuerdos que tome el Consejo de Seguridad, así como la legislación constitucional y el derecho positivo de cada país, hechos que abrirán el paso a la toma de decisiones que quedará al arbitrio de los más fuertes".

Por otro lado, entre el accionar del imperialismo, debemos también destacar el despliegue militar planetario de los Estados Unidos a través de comandos estratégicos, al respecto Sención Villalona (2010) explica que:

"Las fuerzas militares de Estados Unidos responden a cinco Comandos Estratégicos a través de los cuales vigila a todos los países del mundo: el Comando Central en Medio Oriente; el Comando Europeo en Alemania; el Comando Pacífico en Hawai; el Comando Sur situado en Miami; el Comando Norte, que vigila el propio territorio nacional. También cuenta con cuatro comandos de combate sin ubicaciones especificas" (p. 129).

Además de las propias fuerzas armadas estadounidenses, el imperialismo cuenta con las fuerzas de la OTAN, organización que nace en el marco de la Guerra Fría para enfrentar una hipotética agresión del campo socialista a Europa Occidental. Pero una vez que se ha derrumbado la URSS, la OTAN (liderada por Estados Unidos) a redefinido sus objetivos y se ha convertido en un instrumento más para que el imperialismo agreda a cualquier país del mundo. La antigua Yugoslavia, Afganistán y Libia han sido las primeras víctimas de esta organización multilateral de los imperialismos europeos y norteamericanos.

Otra acción que ha llevado a cabo el imperialismo es la ubicación de bases militares (4.500 en territorio estadounidense y más de ochocientas fuera de él), bien sean de la OTAN o de EEUU, en diversos países del mundo: en América Latina y el Caribe, África, en Asia Central, en Oceanía o en Europa. En esta última, han sido escandalosos los casos de las cárceles clandestinas de la CIA o los vuelos secretos que ésta ha realizado en los últimos años. Las bases militares norteamericanas constituyen la infraestructura estratégica fundamental de la potencia hegemónica (Anderson 2004, p. 50).

Hoy, una de las bases militares más cuestionadas es la que está ubicada en Guantánamo, Cuba, donde hay múltiples presos de diversas nacionalidades, a los cuales se les aplican torturas y otros procedimientos inhumanos. También destacan las bases militares que el imperialismo está instalando en Colombia, sin lugar a dudas, para el control de Suramérica y la agresión a los avances populares en la región.

Actualmente las agresiones más importantes que en el plano militar está ejecutando el imperialismo, fundamentalmente norteamericano, son la agresión a Irak, Afganistán-Pakistán y Libia, bajo el pretexto de la lucha infinita contra el terrorismo y la defensa de la democracia, de los Derechos Humanos. En realidad, la ofensiva en Medio Oriente y Asia Central tiene entre sus fines el control del 70% de las fuentes planetarias de hidrocarburos y el cerco geopolítico a potencias emergentes como Rusia y China, rivales estratégicos para el imperialismo anglo-estadounidense, debe tenerse presente que de acuerdo a los ideólogos geopolíticos McKinder y Brzezinski el control de Eurasia garantiza el control mundial. Nos explica Dierckxsens que:

"La proyección china de un oleoducto de Asia Central hacia el Océano Índico atravesaría Afganistán o, en su defecto, Irán. Las invasiones en Afganistán, Irak y posiblemente en Irán adquieren con ello un significado geopolítico. EE.UU. procura controlar los corredores energéticos que abastecerían a China. Otros megaproyectos estadounidenses buscan trazar un camino de transporte de petróleo desde las antiguas repúblicas soviéticas hacia el Sur para así romper el monopolio ruso sobre dichas fuentes a favor de intereses estadounidenses" (Tablada, Hernández 2004, p. 18-19).

Estas guerras más recientes en Medio Oriente y Asia Central, han costado la destrucción plena de tres países, más de dos millones de muertos, fundamentalmente civiles, más de 2 billones de dólares en gastos militares e inestabilidad en toda la región. En estos días se están preparando acciones contra Siria e Irán para acentuar la estrategia de dominación global en esa zona del planeta.

Otras zonas siguen siendo agredidas bajo el consentimiento y financiamiento del imperialismo, tales como Palestina, por las políticas genocidas del sionismo, las cuales han implementado un verdadero apartheid. El sionismo con su arsenal nuclear funge como gendarme del capital global en la región, amenazando permanentemente a sus vecinos, principalmente Siria, Líbano e Irán. El control de fuentes energéticas y las rutas de comercialización de las mismas, tienen implicaciones en el accionar del Estado terrorista de Israel.

En América Latina, una zona muy golpeada es Colombia, con la implementación del Plan Patriota bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico, lo cual ha originado numerosas pérdidas humanas y millones de desplazados por una guerra interna que ya lleva más de 50 años. Hay que destacar que el Plan Colombia, ahora Plan Patriota, la Seguridad Democrática, tiene entre sus fines garantizar al imperialismo norteamericano el control geopolítico del norte de Suramérica (la Amazonía y el Arco Andino) rico en recursos minerales, energéticos, hídricos y biológicos, lo cual amenaza la estabilidad de procesos de cambio como los que se vienen desarrollando en Ecuador y Venezuela.

El imperialismo, a su vez, financia movimientos separatistas y guerras civiles en diversos países de Europa Oriental, América Latina, África y Asia. En África, ha sido devastador lo ocurrido, basta recordar la guerra civil en el Congo, que ha liquidado en los últimos años a más de 4 millones de personas por la disputa de corporaciones transnacionales interesadas en controlar recursos como el coltan o los diamantes; o también masacres como la de Rwanda o las matanzas en Darfur-Sudan, con respecto de este último el imperialismo logró la separación de la parte sur de Sudan. A esto se le suman los sangrientos conflictos en Somalia y Burundi.

También destaca una práctica subversiva reciente, lo que se conoce como golpes suaves o subversión política no violenta impulsada por el Pentágono para el derrocamiento de gobiernos “insubordinados”. Tales experiencias se han llevado a cabo exitosamente en Serbia, Kirguiztán, Georgia y Ucrania, fallando a su vez en Bielorrusia y Venezuela. La modalidad del Golpe Militar no ha perdido actualidad, basta ver lo ocurrido en junio de 2009 en Honduras, golpe por lo demás dirigido a socavar el avance del ALBA-TCP en la región; hoy Paraguay está amenazado por este accionar conspirativo.

Por otro lado, la militarización del espacio sobre todo por parte de los Estados Unidos, como continuidad del proyecto Guerra de las Galaxias, es uno de los temas que más preocupa a los gobiernos del mundo, ya que a través de esta proyección de su poderío, Estados Unidos estaría en capacidad de atacar a partir de 2020 a cualquier punto del planeta en cuestión de pocos minutos.

En este orden, destaca la problemática de la actual propuesta de escudo anti-misilístico estadounidense ubicado en países de la Europa Oriental, que ponen en riesgo la soberanía de Rusia. Hay que aclarar que este sistema “defensivo” está destinado a frenar un supuesto (muy improbable) ataque de Irán o Corea del Norte, sin embargo, analistas geopolíticos tienen claro que los escudos antimisiles, son también sistemas ofensivos que amenazan países como Rusia y China fundamentalmente. Debe resaltarse que hoy ocho Estados poseen un arsenal superior a las 23.000 armas nucleares, la mayoría concentradas por EEUU y Rusia.

También debemos resaltar un fenómeno que se viene desarrollando aceleradamente en los últimos años, producto de la mercantilización creciente que ha impulsado la gestión neoliberal del capitalismo. Dicho fenómeno implica lo siguiente:

"Las formas de conducción de las guerras están cambiando. Al lado de los ejércitos estatales surgen cada vez más compañías militares privadas (CMP), compañías de seguridad privadas (CSP), paramilitares, “Señores de la Guerra”, ejércitos privados y mercenarios como nuevos actores de guerra. Actualmente, las guerras se llevan a cabo con menor frecuencia entre estados nacionales, y con mayor frecuencia en el interior de estos entre tropas regulares e irregulares y, en todos los casos, contra la población civil (Azzelini 2009, p. 1)".

Con todo lo anteriormente expuesto, podemos decir que las diversas agresiones militares y bases desplegadas por los Estados Unidos, pretenden controlar lo que se conoce como los comunes globales (Contreras Natera 2011), espacios que no pertenecen a ningún Estado, donde destacan los mares, espacios aéreos y el espacio ultraterrestre, para proyectar el poderío estadounidense en cualquier lugar del planeta. La agresión y expansión militar, tienen entre sus objetivos los siguientes (Ceceña 2005):

"1) Proteger la soberanía (para el imperialismo global), el territorio y la población de los EEUU y demás potencias imperiales.
2) Prevenir la emergencia de nuevas potencias o de coaliciones regionales hostiles a los designios del imperialismo.
3) Asegurar el acceso incondicional a los mercados decisivos, a los suministros de energía y a los recursos estratégicos.
4) Disuadir y, si es necesario, derrotar cualquier agresión contra los planes de los EEUU o sus aliados.
5) Garantizar la libertad de los mares, de las vías de tráfico aéreo y espacial, y la seguridad de las líneas vitales de comunicación".

En el 2008 algunas cifras muestran que el gasto militar de los EEUU supera al gasto en conjunto de los 20 países con más inversión en el sector militar, todo un monopolio destructivo. De las diez principales corporaciones productoras de armamento, seis son estadounidenses.

"Se estima que el gasto militar global en 2008 totalizó 1.46 billones de dólares. Esto representa un incremento del 4 por ciento en términos reales a comparación de 2007, y del 45 por ciento desde 1999. El gasto militar representó aproximadamente el 2.4 por ciento del producto interno bruto (PIB) global en 2008" (www.sipri.org).

EEUU hoy es el gendarme que garantiza las relaciones internacionales que mantiene el imperialismo a través de sus centros de poder para el sometimiento y explotación de los países pobres. EEUU es responsable del 41% del gasto militar mundial, es decir, más de 600 mil millones de dólares. Esto se demuestra en las recientes agresiones imperialistas y en los escenarios de conflictos donde, en su mayoría, los gringos están profundamente comprometidos. Katz (2011) nos explica al respecto que:

"El imperialismo contemporáneo se sostiene en la protección internacional que brinda el gendarme norteamericano a todas las clases dominantes. Estados Unidos actúa como un sheriff global para confrontar con la insurgencia popular y la inestabilidad geopolítica. Como la primera potencia garantiza la reproducción mundial del capital, obtiene un gran financiamiento externo acumulando desequilibrios, que serían inadmisibles para cualquier otro país. La supremacía del Pentágono determina la gravitación de Wall Street, el dólar y los Bonos del Tesoro".

Ahora bien, un proceso que debemos destacar, es el siguiente, desde 2008 el imperialismo norteamericano ha desplegado una contraofensiva en el continente latinoamericano y caribeño para frenar el movimiento popular que ha dado golpes contundentes durante la última década contra el neoliberalismo, contra las pretensiones del imperialismo sintetizadas en propuestas recolonizadoras como el ALCA. Este movimiento popular que en algunos países se constituyó en gobiernos que avanzan en la construcción de espacios integradores como el ALBA-TCP, sufrió un duro revés con el Golpe de Estado al gobierno democrático de Honduras en junio del 2009.

Este Golpe de Estado, el ataque por parte del estado terrorista colombiano a territorio ecuatoriano, el asesinato de algunos comandantes del secretariado de las FARC-EP; la destitución de la senadora Piedad Córdoba; la reactivación de la IV Flota (despliegue naval y aéreo estratégico con capacidad nuclear); la ocupación militar a Haití (20 mil soldados); la presencia de una flota en Costa Rica (46 buques de guerra de la Armada de los Estados Unidos, 200 helicópteros y aviones de combate, y 7.000 marines); el intento de Golpe de Estado al gobierno ecuatoriano; las victorias electorales en Chile, Costa Rica y Panamá son las acciones más relevantes de la contraofensiva imperialista en la región. Se trata sin duda de un despliegue de fuerzas para contener el avance de la revolución en el continente, para cercar los procesos de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Cuba y Nicaragua fundamentalmente.

Bajo la excusa de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, el imperialismo norteamericano se presta a agredir los pueblos latinoamericanos y caribeños; se prepara a dar al traste con los gobiernos revolucionarios, progresistas y democráticos de la región para restituir el proyecto del ALCA y perpetuar su dominación en lo que ellos denominan su patio trasero; se trata de un capítulo más en la lucha de clases mundial que enfrenta a la burguesía monopólica contra los trabajadores y trabajadoras de todo el planeta.

Los imperialistas impulsados por la lógica de acumulación del capital no toleran ningún rastro de soberanía nacional, no aceptan la autodeterminación de los pueblos porque esta va en contra de los intereses de los monopolios; es decir que la tendencia del imperialismo en su actual estado de crisis es a la desnacionalización forzosa, aunque estos gobiernos independientes sean de derecha. Ya lo viene advirtiendo el Comandante Hugo Chávez (2011):

"Hay un plan, una verdadera estrategia continental de la derecha y la extrema derecha para tratar de frenar por todas las vías posibles esta corriente revolucionaria, socialista, popular, que se desató en América Latina y que nos ha convertido en el epicentro de los grandes cambios que están ocurriendo en el mundo" (p.15).

Bibliografía:
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BIGOTT, Luis A. (2010) Otra vez y ahora sí: Bolívar contra Monroe. Editorial Trinchera. Caracas-Venezuela. 144 pág.
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CECEÑA, Ana Esther (2005) Radiografía de las fuerzas armadas de EEUU (Disponible en:http://chiapas.laneta.org/desmilitarizacion /encuentro/ ponencias/cecena2.htm )
CONTRERAS NATERA, Miguel Ángel (2011) Una geopolítica del espíritu, Leo Strauss: La filosofía política como retorno y el imperialismo estadounidense. CELARG. Caracas-Venezuela. 344 pág.
CHÁVEZ FRÍAS, Hugo (2011) El socialismo del siglo XXI. Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información. Caracas-Venezuela. 118 pág.
CHOMSKY, Noam (2004) Hegemonía o Supervivencia: El dominio mundial de EEUU. Grupo Editorial Norma. Bogotá-Colombia. 368 pág.
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REGALADO, Roberto (2008) Encuentros y desencuentros de la izquierda latinoamericana, una mirada desde el Foro de Sao Paulo. Ocean Sur. México. 301 pág.
SEIBERT, Thomas (2009) El nuevo orden de la guerra, el capitalismo global y su salvaje cara oculta. En la compilación: El negocio de la guerra, nuevos mercenarios y terrorismo de Estado. Monte Ávila Editores. Caracas-Venezuela. pág. 11-27.
SENCIÓN VILLALONA, Augusto (2010) Declive de la hegemonía de los Estados Unidos. Editora Mediabyte. Santo Domingo-República Dominicana. 181 pág.
TABLADA, Carlos; HERNÁNDEZ, Gladys (2004) Petróleo, Poder y Civilización. Editorial Popular. España. 269 pág.
VALQUI CACHI, Camilo; GARZA GRIMALDO, José Gilberto (2002) 11 de Septiembre: Las Caras de la Globalización. Instituto de Estudios Parlamentarios Eduardo Neri. Guerrero-México. 218 pág.
La Haine

domingo, agosto 26, 2012

Definitivamente el capital es enemigo de la humanidade


12/11/2011
Definitivamente el capital es enemigo de la humanidade
x Luis R Delgado J    ::    Más articulos de esta autora/or: Más artículosLa superación del capitalismo no aparece como el paso indispensable para proseguir “la marcha del progreso” sino en primer lugar como tentativa de supervivencia humana
A poco más de 200 años de las primeras grandes revoluciones burguesas (Revolución Industrial inglesa, Independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa), es obvio, que las promesas de libertad, igualdad y fraternidad, constituían pura ideología para desmontar el orden social feudal, falsas promesas para movilizar a las masas explotadas contra la nobleza. Una vez que la burguesía se hizo del poder político, construyó una nueva forma de dominación y explotación mucho más sofisticada, que si bien es cierto brindó mejores condiciones de vidas a millones, no liberó ni igualó a la humanidad, por el contrario, no ha dejado de ensancharse la brecha entre ricos y pobres, entre naciones metropolitanas y naciones periféricas. La promesa del progreso continuo, fue una forma ideológica para encubrir el fin de impulsar una acumulación del capital a escala planetaria, con dramáticas consecuencias sociales y ambientales. No se construyó una sociedad basada en la razón, sino bajo la irracional lógica del capital, que coloca en primer término la satisfacción de necesidades mercantiles de ganancia, sobre la satisfacción de las necesidades de la población humana presente y futura. En este orden de ideas, el investigador español Manuel Martín Serrano (2008) nos ofrece la siguiente reflexión:

"El capitalismo industrial concluye sin haber cumplido con la utopía que le dio a las revoluciones burguesas su valor ético y empuje histórico; que era el empeño de instaurar una y la misma racionalidad para entender y explotar la naturaleza, para organizar y dirigir a las sociedades. En los términos que lo proponía el Iluminismo quedaba por conseguir que la difusión y aplicación del conocimiento (“las Luces”) sirviesen al tiempo para liberar de la necesidad, de la opresión y de la infelicidad. Escribía Marx un siglo después de las Luces que, muy por el contrario, las victorias de la ciencia se estaban pagando con una pérdida de humanidad. Y los autores de la Escuela de Fráncfort, al tiempo iluministas y marxistas, mostraban que cada vez la razón estaba más disociada entre una racionalidad instrumental que servía para dominar a la naturaleza y los hombres y otro raciocinio humanista, que seguía reclamando esa promesa incumplida de liberación" (p. 17).

En este sentido, el capital no es reformable en su esencia, es un sistema económico de destrucción insostenible que no se puede humanizar, esta enseñanza de la historia ha sido sufrida por la clase trabajadora y los pueblos del mundo. El siglo XX demostró que el capital solo cede ante determinadas correlaciones de fuerza y para entregar un derecho parcial éste debe conquistarse con lucha. En esta línea de pensamiento Chomsky (2004) nos explica que:

"En el transcurso de la historia moderna ha habido logros significativos en los derechos humanos y el control democrático de algunos sectores de la vida. Estos rara vez han sido obsequio de líderes ilustrados. Por lo común han sido impuestos a los Estados y otros centros de poder a través de la lucha popular" (p. 334).

Ha quedado clara una enseñanza de la teoría revolucionaria: fenómenos como la miseria, el desempleo, las guerras, la destrucción del medio ambiente, el subdesarrollo producto de la dependencia, entre otros elementos son consustanciales al desarrollo capitalista, no son accidentes, no son problemas que al capital le interesa superar, por el contrario, son parte de la esencia misma de un sistema que es explotador y opresor hasta la médula.

Esta afirmación hay que tomarla en cuenta, porque en muchos casos se pretenden presentar estos fenómenos que sufre la humanidad, como procesos aislados que tienen que ver con la naturaleza o con el azar, la burguesía siempre hace esfuerzos para justificar ideológicamente y a través de sus medios de comunicación estos problemas, propiciando que se desvíe la atención de los pueblos, para que estos acepten de buena manera las principales problemáticas que padecen, para que estos no luchen y subviertan el status quo.

Hoy las contradicciones sociales fundamentales, son la amenaza de la supervivencia de la vida en el planeta producto de la naturaleza eco-depredadora del capitalismo, y por otro lado la misma descrita hace 160 años por Marx y Engels, la contradicción Capital-Trabajo, que se traduce en la socialización creciente de la producción de la riqueza frente a la apropiación privada de la misma, a su vez al interior de esta contradicción se da una más específica que es la que enfrenta al sistema imperialista mundial contra los pueblos oprimidos, la contradicción Imperio-Nación. Esta última se manifiesta de la siguiente manera; mientras la distribución de la población indica que en el mal llamado Tercer Mundo o naciones dependientes vive el 80% de la población mundial y en las naciones altamente industrializadas vive el 14% de la población humana, en la escala de distribución de la producción de riqueza esta relación se invierte, mientras a los países periféricos le corresponde el 20% a las naciones imperialistas les corresponde el 78% de la distribución de la riqueza producida (Bauman 1999).

Otras estadísticas (algunas ya envejecidas) nos revelan la ignominiosa situación que vive nuestro mundo producto de las desigualdades y las asimetrías: Hoy en día (Boron, 2002; Boron, 2004; Boron, 2010; Giribets, 2011; Millet, Toussaint, 2005; Ramos 2009; Seibert, 2009; The economic collapse, 2010; Vega Cantor, 2005):

El ingreso anual del 1% más rico de la población mundial equivale al del 57% más pobre del planeta; Se calcula que 1.200 millones de personas sobreviven con menos de 1 dólar por día; Las 238 personas más ricas del mundo concentran una riqueza superior a los ingresos de las 2.300 millones de personas más pobres del planeta;

De acuerdo a cifras dadas por la OCDE, el 60% de la población activa mundial (900 millones de trabajadores y trabajadoras), realiza su actividad sin contrato de trabajo ni prestaciones sociales;

Bill Gates tiene un patrimonio neto de cerca de 50.000 millones de dólares. Eso significa que hay aproximadamente 140 naciones diferentes con un PIB anual que es menor que la cantidad de dinero que posee Gates.

Un estudio del Instituto Mundial de Investigación de la Economía del Desarrollo estableció que la mitad inferior de la población del mundo posee aproximadamente un 1% de toda la riqueza global. En África el consumo per cápita se ha reducido en un 20% con relación a 1980.

El 70% de las inversiones a escala global y el comercio mundial son controlados por las 200 compañías transnacionales más poderosas.

Las doscientas megacorporaciones más grandes del planeta registran anualmente por concepto de ventas, cifras superiores a los ingresos combinados de todos los países del mundo, excepto las nueve economías nacionales más ricas. Sin embargo, estas corporaciones emplean a menos del 1% de la población mundial.

En los espacios de la antigua Unión Soviética y Europa Oriental, producto de la restauración del capitalismo la pobreza se ha multiplicado por 25, es decir, 2500%.

Unas 1.020 millones de personas sobreviven en la hambruna crónica (una de cada 6 personas); Cada 3 segundos muere una persona de hambre.

Actualmente hay unos 250 millones de hambrientos más que hace 3 años, repartidos en 80 países. Los que están en peor situación son: Burkina Faso, Mali, Mauritania, Níger, Senegal, Chad y Haití.

Diariamente mueren en el mundo 30 mil niños por enfermedades curables; anualmente mueren 18 millones de personas con enfermedades curables.

En el Tercer Mundo uno de cada cuatro niños no recibe las vacunas básicas, es por eso que 1 de cada 6 niños muere antes de los 5 años de edad;

Por causa de las hambrunas y enfermedades curables mueren 40 millones de personas en el mundo, sobre todo niños y niñas. Es decir, las inequidades del capitalismo liquidan anualmente un equivalente al 70% de las victimas totales de la II Guerra Mundial, conflicto que duró más de 5 años.

218 millones de niños, entre 5 y 17 años, trabajan a menudo en condiciones de esclavitud y en tareas peligrosas o humillantes como soldados, prostitutas, sirvientes, en la agricultura, la construcción o en la industria textil (OIT: La eliminación del trabajo infantil: un objetivo a nuestro alcance, 2006)

2 mil millones de personas no tienen acceso a la electricidad (2 personas de cada 6); 924 millones “sin techo” o en viviendas precarias (UN Habitat 2003) 35% de la población mundial no posee condiciones sanitarias básicas; sin sistemas de drenajes o cloacas (OMS/UNICEF 2008); 1100 millones de personas no tienen fuentes seguras de agua potable (1 persona de cada 6); mientras en Estados Unidos se consumen 400 litros diarios per cápita y en Europa Occidental 200.

Producto de las asimetrías del capitalismo, mientras en los 31 países más ricos la esperanza de vida ha aumentado en las últimas décadas, en el mismo periodo ha disminuido en 18 países: 10 africanos y 8 antiguas repúblicas soviéticas. Países como Botsuana, Zimbawe o Zambia tienen en promedio una esperanza de vida de sus habitantes inferior a los 47 años.

Finalmente existen tragedias sociales tales como la existencia de 854 millones de analfabetas, de los cuales 554 millones son mujeres, además que el 60% de los menores no escolarizados son niñas, lo que demuestra que la realidad de las mujeres sigue siendo más desfavorable que la de los hombres. Se habla de un proceso de feminización de la pobreza.

Toda esta realidad es más que lamentable, trágica y tremendamente injusta, si consideramos que el comandante Fidel Castro ha expresado que con sólo 10 mil millones de dólares sería suficiente para reducir a prácticamente cero el analfabetismo a nivel mundial, considerando esta cifra comparémosla con el grosero presupuesto militar anual de los EEUU que supera los 600 mil millones de dólares, es decir, con menos del 2% de ese presupuesto cerca de mil millones de personas pudiesen aprender a leer y escribir.

A lo largo de su historia, el capitalismo ha demostrado de forma contundente su terrible capacidad destructiva de las dos principales fuentes de riquezas; la naturaleza y la humanidad. La economía moderna es totalitaria… Esgrime una pretensión total sobre el mundo natural y social (Kurz 2002).

Por un lado se encuentra en peligro la supervivencia de los diversos ecosistemas y la vida humana en el planeta producto de la lógica eco-depredadora del Capital, obtención de ganancias aquí y ahora, sin pensar en el futuro. Algunos incluso consideran que hoy la contradicción principal es Vida-Muerte (Rauber 2006). Ya que para el capitalismo imperialista: La premisa básica es que la hegemonía importa más que la supervivencia (Chomsky 2004, p. 328). Al respecto el economista argentino Jorge Beinstein (2010) nos explica que:

... "el desarrollo de la civilización burguesa durante los dos últimos siglos (con raíces en un pasado occidental mucho más prolongado) ha terminado por engendrar un proceso irreversible de decadencia, la depredación ambiental y la expansión parasitaria, estrechamente interrelacionadas, están en la base del fenómeno. La dinámica del desarrollo económico del capitalismo marcada por una sucesión de crisis de sobreproducción constituye el motor del proceso depredador-parasitario que conduce inevitablemente a una crisis prolongada de subproducción (el capitalismo obligado a crecer-depredar indefinidamente para no perecer termina por destruir su base material). Existe una interrelación dialéctica perversa entre la expansión de la masa global de ganancias, su velocidad creciente, la multiplicación de las estructuras burocráticas civiles y militares de control social, la concentración mundial de ingresos, el ascenso de la marea parasitaria y la depredación del ecosistema.

Esto significa que la superación necesaria del capitalismo no aparece como el paso indispensable para proseguir “la marcha del progreso” sino en primer lugar como tentativa de supervivencia humana y de su contexto ambiental".

Por otro lado la humanidad sigue sometida a la más cruel explotación producto de la contradicción Capital-Trabajo; a la opresión sistemática de los Estados gendarmes y policías del Capital; a la opresión patriarcal que condena a las mujeres a una terrible explotación, opresión y subordinación; a la opresión adulto-céntrica que condena a las y los jóvenes a un segundo plano frente a la sociedad adulta; al etnocentrismo occidental que arrolla a las culturas originarias y milenarias de los cinco continentes, por medio de la exportación del pensamiento único, procesos criminales de etnocidio y memoricidio (Báez 2008); y, en fin, a la ignominiosa exclusión que invisibiliza a millones de personas, a las cuales se le expulsa de los derechos humanos básicos como son los servicios sociales fundamentales:, la educación, la salud, la alimentación, la vivienda, entre otros.

Con respecto a este último planteamiento, Vega Cantor (2005) nos explica que:

… "el perpetuo no-reconocimiento de derechos por parte del capitalismo de todos aquellos que no son solventes en términos mercantiles conduce a identificar como sujetos de derecho solamente a quienes están en capacidad de participar directa o indirectamente en el proceso de valorización del capital. Y quienes no lo están, pasan a ser desechos, obstáculos colaterales, que no pueden ser considerados como sujetos de derecho" (p. 43).

Es decir, para el capitalismo los derechos humanos no son universales como hipócritamente lo sostiene, estos derechos en el mejor de los casos, son exclusivos de un sector de la sociedad que tal vez involucre a un 60 o 70% de la población planetaria, el resto no reúne para la burguesía mundial la dignidad como seres humanos, ya que no existen para el mercado mundial, no son consumidores. Tan dramática es la situación, que hoy para las potencias imperialistas:

… "el aumento de la pauperización, la privación de derechos y la violencia extrema son conscientemente aceptados porque se trata cada vez menos de eliminar en forma planificada el “subdesarrollo”, sino principalmente del control de una población “excedente”, a la cual el sistema mundial ya no tiene que ofrecerle" (Seibert 2009, p. 23).


Bibliografía
BÁEZ, Fernando (2008) El saqueo cultural de América Latina: de la conquista a la Globalización. Debate. Caracas-Venezuela. 408 pág.
BAUMAN, Zygmunt (1999) La Globalización, consecuencias humanas. Fondo de Cultura Económica. Sao Paulo-Brasil. 165 pág.
BEINSTEIN, Jorge (2010) Declinación del capitalismo, fin del crecimiento global, ilusiones imperiales y periféricas, alternativas (Disponible en: http://www.worldsocialforum.info/media-feeds/5c4af2ecfbfe52f3ecdfafc043 6f6a14)
BORON, Atilio (2002) Imperio & Imperialismo: Una lectura crítica de Michael Hardt y Antonio Negri. CLACSO. Buenos Aires-Argentina. 159 pág.
BORON, Atilio (2004) Hegemonía e imperialismo en el sistema internacional; presente en la compilación: Nueva Hegemonía Mundial, Alternativas de cambios y movimientos sociales. CLACSO Libros. Buenos Aires-Argentina. Pág. 133-155.
BORON, Atilio (2010) Sepa lo que es el capitalismo (Disponible en: http://www.atilioboron.com/2010/05/sepa-lo-que-es-el-capitalismo.html)
CHOMSKY, Noam (2004) Hegemonía o Supervivencia: El dominio mundial de EEUU. Grupo Editorial Norma. Bogotá-Colombia. 368 pág.
GIRIBETS, Miguel (2011) La economía mundial volverá a estallar en 2012 (o antes) (Disponible en:http://www.rebelion.org/noticia.php?id=136679)
KURZ, Robert (2002) La privatización del mundo (Disponible en:http://www.elortiba.org/kurtz1.html#La_privatización_del_mundo_)
MILLET, Damien; TOUSSAINT, Éric (2005) 50 preguntas, 50 respuestas sobre la deuda, el FMI y el Banco Mundial. Ediciones Luxemburg. Buenos Aires-Argentina. 270 pág.
RAMOS, Juan Ignacio (2009) Pirómanos apagando fuego: Crack financiero y crisis de sobreproducción, un análisis marxista. Fundación Federico Engels. Madrid-España
RAUBER, Isabel (2006) Sujetos Políticos: rumbos estratégicos y tareas actuales de los movimientos sociales y políticos en América Latina. Ediciones Desde Abajo. Bogotá-Colombia. 173 pág.
SEIBERT, Thomas (2009) El nuevo orden de la guerra, el capitalismo global y su salvaje cara oculta. En la compilación: El negocio de la guerra, nuevos mercenarios y terrorismo de Estado. Monte Ávila Editores. Caracas-Venezuela. pág. 11-27
SERRANO, Manuel Martín (2008) La mediación social. Ediciones Akal. Madrid-España. 237 pág.
THE ECONOMIC COLLAPSE (2010) 20 estadísticas que prueban que la elite monopoliza la riqueza global (Disponible en:http://rebelion.org/noticia.php?id=119361)
VEGA CANTOR, Renán (2005) Los economistas neoliberales: nuevos criminales de guerra. Centro Bolivariano. Caracas-Venezuela. 525 pág.
La Haine